A las personas que viajan a lugares con un elevado número de casos de fiebre amarilla se les administra la vacuna antiamarílica. Esto ayuda a evitar que los receptores enfermen a causa de la enfermedad, y suele administrarse a adultos y niños mayores de nueve meses. La vacuna también se administra a profesionales en puestos de investigación y otras responsabilidades en laboratorios que realizan investigaciones sobre la enfermedad para desarrollar medicamentos y vacunas adecuados. Como ocurre con la mayoría de las vacunas y medicamentos, existe la posibilidad de que se produzcan efectos indeseables, por lo que en las siguientes subsecciones se ofrece una visión detallada de los posibles efectos secundarios de la vacuna contra la fiebre amarilla. Esto ayuda a las poblaciones vacunadas a identificar y evitar resultados no deseados.

Visión general de la vacuna contra la fiebre amarilla

Como la mayoría de las vacunas, la vacuna contra la fiebre amarilla es esencialmente una pequeña dosis del virus, que se administra en el cuerpo del individuo. Esto desencadena que el sistema inmunitario del organismo desarrolle inmunidad frente al virus y lo combata. Esta inmunidad que se desarrolla dura un periodo determinado (dependiendo de la vacuna) y ofrece protección al individuo. Se sabe que algunas vacunas contra enfermedades específicas ofrecen protección de por vida. Es importante señalar aquí que la vacuna contra la fiebre amarilla, como todas las vacunas, tiene carácter protector y no debe considerarse un tratamiento para una infección ya desarrollada. Por lo general, la vacuna se administra al menos diez días antes de partir hacia lugares en los que se sabe que las personas están expuestas a la enfermedad. La inmunidad tarda cerca de diez días en desarrollarse y los viajes o la exposición antes de que se desarrolle la inmunidad no ofrecerán la protección necesaria.

La vacuna se administra bajo la piel o por vía intramuscular. Suele administrarse en un centro sanitario o en la consulta de un médico. La vacuna debe administrarse una vez cada diez años, especialmente a las personas expuestas al riesgo de entrar en contacto con una persona infectada.

Precauciones que deben tomarse

Las personas que tengan intención de vacunarse deben tener en cuenta que determinadas afecciones obligarán a evitar la vacuna. Por ejemplo, cualquier persona que haya experimentado algún tipo de alergia durante la primera dosis, no debe optar por la dosis de refuerzo, ya que podría poner en peligro su vida. Del mismo modo, las personas con antecedentes de alergia a determinados productos alimenticios, como el huevo, o a proteínas derivadas del pollo o la gelatina, se consideran no aptas para recibir la vacuna. Sin embargo, las personas que tengan previsto viajar a lugares con una incidencia muy alta de fiebre amarilla, pueden tener que tomar la vacuna con dosis modificadas. Esto suele conseguirse reduciendo la dosis y programando múltiples dosis de este tipo para crear inmunidad contra la enfermedad, al tiempo que se evitan las alergias.

También se aconseja a los pacientes diagnosticados de cáncer, leucemia o linfoma que se abstengan de recibir la vacuna, ya que podría desencadenar resultados adversos. Del mismo modo, ciertas categorías de pacientes con un sistema inmunitario débil debido a enfermedades deben evitar vacunarse. Por ejemplo, es probable que los pacientes con VIH o cáncer tengan un sistema inmunitario débil y el mecanismo de acción de la vacuna los haga inadecuados para recibir la dosis. Los pacientes que toman esteroides tampoco deben tomar la vacuna, ya que podría tener consecuencias indeseables.

Otras afecciones médicas que hacen que el receptor no sea apto para recibir la vacuna son la miastenia grave, el tumor de timo, los pacientes a los que se ha extirpado el timo mediante cirugía y los receptores de trasplante de órganos. Es probable que a los pacientes que han recibido un trasplante de órganos se les administren medicamentos para reducir la respuesta inmunitaria a un cuerpo extraño, y este estado debilitado del sistema inmunitario del organismo hace que el paciente no sea apto para la vacuna.

¿Qué información debe comunicarse a los servicios sanitarios antes de vacunarse contra la fiebre amarilla?

Es necesario informar a los centros sanitarios sobre determinadas afecciones o dolencias, antes de la vacunación. Esto incluye cualquier antecedente de convulsiones o cualquier trastorno que haya afectado al cerebro. Esto también se aplica a los pacientes que han experimentado alguna secuela o reacción a la primera dosis de la vacuna. Los pacientes diagnosticados de hemofilia, coágulos sanguíneos y hemorragias también deben informar de ello al centro sanitario antes de la vacunación. Dependiendo de la afección, la gravedad y la evaluación del especialista, la vacuna puede administrarse o no. Otra enfermedad que podría reaccionar gravemente con la vacuna es el síndrome de Guillain Barré, una afección en la que el sistema inmunitario del organismo ataca los nervios. Los pacientes con esta afección no deben tomar la vacuna e informar de ello al centro sanitario.

Los pacientes con resfriado común o fiebre baja pueden recibir la vacuna sin temer efectos secundarios. La vacunación puede posponerse sólo cuando la fiebre es intensa o persistente; y una vez que las condiciones remiten, puede administrarse la vacuna. Las mujeres embarazadas deben pedir consejo a los médicos antes de optar por la vacunación, ya que se sabe que muchas vacunas tienen efectos sobre el feto. Del mismo modo, las mujeres que amamantan a sus hijos deben solicitar asesoramiento especializado sobre la lactancia materna, ya que se sabe que determinadas vacunas tienen repercusiones en la salud de los lactantes.

Impacto de la vacuna en los análisis de sangre

Se sabe que la vacuna influye en los resultados de determinados análisis de sangre. Por ejemplo, es probable que las personas que hayan recibido la vacuna reciban informes incorrectos sobre dengue/encefalitis japonesa. Por lo tanto, es necesario que las personas que hayan recibido la vacuna informen al especialista tratante o al centro de diagnóstico sobre las vacunas recibidas en el último mes y medio.

Efectos indeseables más frecuentes de la vacuna contra la fiebre amarilla

Como ya se ha mencionado, la vacuna no está exenta de la posibilidad de efectos secundarios. Como todos los medicamentos o vacunas, la vacuna contra la fiebre amarilla puede producir efectos secundarios. Puede ser de naturaleza grave o de naturaleza leve y moderada. Es poco probable que la mayoría de las personas experimenten resultados no deseados, y los efectos pueden ser experimentados sólo por una pequeña parte de los usuarios. Estos efectos pueden ser persistentes o resolverse de forma natural dependiendo de la naturaleza de los mismos. La siguiente recopilación de efectos no tiene carácter exhaustivo ni completo y sólo pretende servir de referencia general de las categorías.

Entre los efectos secundarios más frecuentes de la vacuna contra la fiebre amarilla se incluyen síntomas de reacciones alérgicas. Deben notificarse lo antes posible, ya que las alergias pueden convertirse en afecciones adversas. Por ejemplo, las personas vacunadas que experimenten cualquier tipo de dificultad para respirar o síntomas compatibles con la urticaria necesitan atención médica. Cualquier opresión en el pecho o hinchazón en la cara o la garganta son también indicios de posibles reacciones. Las sibilancias anormales o la sensación de opresión en el pecho también deben tratarse lo antes posible.

Esté atento a determinados síntomas

Los cuidadores y las personas vacunadas deben buscar cuidadosamente signos de cualquiera de los siguientes síntomas de resultados indeseables. Por ejemplo, las personas vacunadas que experimentan un dolor inusual que no se atribuye a ninguna otra razón específica es motivo de preocupación. Del mismo modo, las personas que experimenten fiebre o fatiga también deben considerarse como posibles efectos adversos de la vacuna. Hay informes de personas que se sienten confusas después de recibir la vacuna, mientras que otras tienen una extraña sensación de mareo.

Se sabe que las personas acaban magullándose con facilidad, o pueden sangrar fácilmente, sin ninguna razón de peso. También se sabe que la vacuna afecta a la micción, y algunas personas experimentan una reducción de la micción. Otros síntomas son un claro aspecto amarillento de la piel y los ojos, similar al de la ictericia. Cualquier pérdida de apetito o sensación de vómito debe comunicarse al especialista tratante, ya que es necesario investigarlo para evitar que se convierta en un desenlace grave.

Posibilidad de efectos secundarios graves

Aunque existe la posibilidad de que la vacuna contra la fiebre amarilla produzca efectos graves o adversos, se sabe que la tasa de aparición es extremadamente baja o rara. La mayoría de los receptores de la vacuna están libres de riesgos de efectos adversos; sin embargo, se espera que los pacientes comprueben e informen si observan alguno de los siguientes síntomas. Por ejemplo, si el cuello se vuelve inusualmente rígido, o si hay síntomas de convulsiones, la persona debe buscar atención médica. La fiebre de bajo grado no es motivo de preocupación, sin embargo, la fiebre de alto grado acompañada de cualquier otro síntoma, como vómitos, podría convertirse en un efecto secundario grave.

Las personas vacunadas que tengan dificultades para caminar deben pedir consejo. Esto también se aplica a las personas vacunadas que tienen dificultades para tragar alimentos o líquidos. Cualquier repercusión en el habla o dificultad para coordinar o controlar el movimiento de los ojos también debe considerarse un posible resultado adverso. Hay otros síntomas que indican resultados adversos: por ejemplo, una sensación de pinchazos en los dedos de los pies o de las manos no debe considerarse trivial. Del mismo modo, cualquier debilidad inusual sin ninguna razón que la acompañe también debe considerarse como un posible resultado grave. También pueden experimentarse dolores que sólo se experimentan durante las noches, y esto también debe comunicarse al especialista tratante.

Interacciones farmacológicas de la vacuna contra la fiebre amarilla

La vacuna puede interaccionar con determinadas combinaciones y formulaciones de medicamentos, por lo que es necesario informar al médico sobre el uso de estos fármacos. A diferencia de los efectos secundarios, las interacciones medicamentosas son habituales para la mayoría de los consumidores y dependen totalmente de los fármacos. La vacuna no debe administrarse cuando el paciente esté en tratamiento con Deflazacort, Tiotepa o Trabectedina. Se sabe que ciertos medicamentos interactúan con la vacuna, pero debido a la naturaleza crítica de la vacuna o de los medicamentos, puede ser necesario ajustar ambos, modificando el horario de administración o la dosis de los medicamentos que interactúan.