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El diagnóstico clínico de la neumonía implica el examen de la actividad respiratoria y una cuidadosa exploración del tórax. Su médico tratante puede decidir el plan de tratamiento en función de la gravedad, así como de los signos de su afección pulmonar. Si esta afección está causada por un filamento bacteriano, se prescriben antibióticos o fármacos antibacterianos. En tales casos, resulta importante conocer los medicamentos -pertenecientes al género de los antibióticos- utilizados para tratar la neumonía.

Más de 390 millones de personas en todo el mundo se ven afectadas cada año por la neumonía. De los distintos tipos de neumonía, la versión lobar afecta a secciones de los pulmones conocidas como lóbulos. Se sabe que se manifiesta en cuatro fases distintas: congestión, heptalización roja, heptalización gris y resolución.

En la fase de congestión, la propagación bacteriana supera en número a los glóbulos blancos de los pulmones. Los pulmones pueden enrojecerse debido a un aporte extra de sangre a esta región. En esta fase puede observarse hinchazón de los tejidos respiratorios. En la fase de heptalización roja, el pulmón infectado se reseca y los tejidos pueden parecerse a los del hígado. En la fase, de heptalización gris, los pulmones se vuelven grises y los glóbulos rojos de la sangre y la fibrina se mezclan para producir una forma líquida. La etapa final es la resolución, en la que acabas expulsando los restos. Tanto los pulmones como los sacos aéreos vuelven a su proporción original al final de esta etapa.

¿Qué tipos de antibióticos se utilizan para tratar la neumonía?

Hay muchas formas de fármacos antibacterianos utilizados para tratar la neumonía; el tipo de infección y su gravedad influyen en el plan de medicación / dosificación. Además, parámetros como el peso corporal, la edad, el sexo, las alergias previas/conocidas a medicamentos antibacterianos, etc. desempeñan un papel destacado a la hora de decidir el tipo de antibiótico.

Como tratamiento de primera línea, su médico puede elegir medicamentos antibióticos macrólidos como claritromicina, azitromicina, etc. En función de los niveles de gravedad, su médico puede elegir medicamentos pertenecientes a un género conocido como antibióticos de fluoroquinolona; medicamentos como la levofloxacina pertenecen a este grupo. En algunos casos, su médico puede utilizar medicamentos betalactámicos como la amoxicilina combinada con un fármaco macrólido como el clavulanato.

Además de los medicamentos, también se administran vacunas para prevenir la neumonía. La mayoría de las vacunas utilizadas son eficaces contra el Streptococcus pneumoniae, una cepa bacteriana única. Su cuidador o farmacéutico pueden indicarle que siga los protocolos de distanciamiento social y las técnicas de lavado de manos. No es seguro fumar productos derivados del tabaco o ser fumador pasivo. Es seguro mantenerse alejado de las zonas de fumadores.

A quienes observen secreciones amarillentas o verdosas por la boca o la nariz, unidas a problemas respiratorios, se les aconseja que comprueben si se deben a un principio de neumonía. Algunas formas de neumonía pueden desaparecer por sí solas; sin embargo, esto sólo ocurre cuando el inicio es en su forma más leve. Por ejemplo, la neumonía deambulatoria suele ser una forma más leve de esta afección pulmonar. Esta versión puede permitirle realizar sus tareas cotidianas sin grandes dificultades.

En este entorno, resulta esencial saber que los pulmones tienen bolsas de aire llamadas alvéolos. La neumonía está causada por la inflamación de los pulmones que afecta a estas bolsas de aire. Las personas que padecen afecciones como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) u otras dolencias como la fibrosis, así como un sistema inmunitario comprometido, son propensas a su aparición.