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Una forma espesa de moco funciona como barrera interna y protege tu estómago de los duros efectos de los ácidos que permiten la digestión. Cuando el espesor de este moco disminuye, estos ácidos digestivos empiezan a corroer el revestimiento de tu estómago. Esto pronto se convierte en una úlcera en el estómago. Las úlceras se desarrollan por múltiples causas, entre ellas el consumo persistente de algunos fármacos. Las infecciones bacterianas también pueden provocar úlceras. Esta enfermedad se manifiesta con signos distintivos. Hay muchas formas de diagnosticarla. El tratamiento de las úlceras suele ser de naturaleza no quirúrgica; sin embargo, en muy raras ocasiones se realizan intervenciones quirúrgicas como parte del plan de tratamiento. Aparte de los fármacos, también puedes considerar los remedios caseros para minimizar los efectos de las úlceras. Más vale prevenir que curar; por eso ayuda saber cómo evitar el probable desarrollo de úlceras de estómago.

Las lesiones del revestimiento interno del estómago o de las paredes de la parte superior del intestino delgado (conocida como duodeno) se conocen comúnmente como úlceras pépticas. Estas úlceras se forman cuando las paredes se rompen o desarrollan agujeros. El revestimiento de las paredes tiene una mucosidad espesa para aislar los tejidos de los efectos ácidos de los jugos gástricos o digestivos. Pueden formarse úlceras en el duodeno, el estómago y el tubo digestivo. Las úlceras en el duodeno son las más observadas que las otras formas de úlceras. Antes se pensaba que los hábitos poco saludables -como el consumo habitual y excesivo de alimentos ricos en grasas- y tu constitución genética eran las principales causas de las úlceras.

El aumento de la secreción de ácidos estomacales se atribuyó anteriormente a la genética. Pero se estableció el papel de un filamento bacteriano -conocido como Helicobacter pylori- hasta en un 80% – 90% de las úlceras. Los estudios médicos también establecen fuertes vínculos entre la formación de úlceras y la vida estresante, el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, el uso excesivo de antiinflamatorios no esteroideos (como el naproxeno, el ibuprofeno o la aspirina). Se sabe que una o varias de estas condiciones previas con presencia de filamentos de Helicobacter pylori desencadenan úlceras pépticas.

Otras causas probables de úlceras

Se observa que las personas del grupo sanguíneo A son más vulnerables a las úlceras de estómago. En caso de úlceras en la parte superior del intestino delgado (duodeno), se sabe que quienes tienen el grupo sanguíneo O corren riesgos añadidos de padecerlas. Las células del grupo sanguíneo O no tienen una capa superior que proteja las paredes del intestino delgado. Por lo tanto, las personas con esos tipos de sangre pueden correr riesgos adicionales que otras.

Los ancianos tienen más probabilidades de desarrollar úlceras pépticas. Uno de los motivos es la pérdida de eficacia de una válvula entre el duodeno y tu estómago. A medida que se envejece, esta válvula permite que las enzimas del hígado entren en el tubo digestivo. Como estas enzimas son de naturaleza extremadamente ácida, acaban corroyendo el revestimiento mucoso del estómago. Además, las personas que padecen enfermedades autoinmunes, como la artritis, pueden volverse más vulnerables a las úlceras. Esto puede deberse a su consumo habitual de analgésicos como ibuprofeno, aspirina, etc.

Signos de úlcera

Uno de los signos frecuentes de úlcera es la dispepsia o indigestión. También puede manifestarse como una sensación de quemazón y como un dolor moderado en el estómago. Es importante señalar que todas las formas de úlcera de estómago pueden no provocar indigestión. Puedes tener la tentación de afirmar que el dolor te roe o te muerde una parte del estómago. Los signos de úlcera también incluyen pérdida de peso corporal, flatulencia, hinchazón o formación de gases, heces oscurecidas, náuseas, dolor en el abdomen, vómitos, etc.

Las molestias como los dolores pueden controlarse con el uso de antiácidos o si tomas algunos líquidos. La afección puede requerir un tratamiento rápido. Si se deja sin ningún tratamiento, esta afección puede agravarse. Las hemorragias internas pueden convertirse, con el tiempo, en enfermedades casi mortales.

Diagnóstico y tratamiento de las úlceras

Tu médico intentará evaluar los signos y comprobar tu historial clínico. La evaluación también incluirá tomar nota de los medicamentos que tomas actualmente. Uno de los primeros pasos para diagnosticar las úlceras es asegurarse de que no hay infecciones por H. pylori. Esto puede hacerse mediante un examen del aliento o analizando una muestra de heces, sangre, etc. En caso de examen del aliento, se te aconseja que respires dentro de un recipiente, poco después de beber un líquido claro. Después se sella el recipiente y se comprueba si hay restos de dióxido de carbono. La infección por un filamento bacteriano provocará una mayor presencia del gas.

Tu médico tratante también puede utilizar otros enfoques para el diagnóstico. Los métodos habituales son la endoscopia (un tubo delgado penetra profundamente en el estómago y llega a las partes superiores del intestino delgado) o una prueba de bario (se te pide que consumas bario, que resalta el tubo digestivo; así se facilita la visualización del intestino delgado y el estómago). En algunos casos concretos, se toma una muestra de tejido de tu tubo digestivo. Esta muestra se estudia con un potente microscopio para evaluar el estado médico.

Tratamiento

El enfoque para tratar las úlceras puede variar en función de sus causas subyacentes. En general, la afección se trata con medicamentos y, en casos muy remotos, se emplean procedimientos quirúrgicos. Si la úlcera del tracto intestinal ha empezado a sangrar profusamente, puedes necesitar transfusión de sangre junto con hospitalización para cuidados intensivos o críticos. Se suelen recetar fármacos pertenecientes a una familia denominada medicamentos inhibidores de la bomba de protones. Estos fármacos inhiben la producción de ácidos que dañan las células del revestimiento del estómago o las paredes intestinales. Los médicos también recomiendan la ingesta de fármacos bloqueadores de los receptores H2; éstos también ralentizan y controlan la producción de jugos o ácidos gástricos.

En caso de intervención quirúrgica, el cirujano puede restringir los nervios que estimulan a tu estómago a producir ácidos gástricos o extirpar las partes ulcerosas. Existen algunas otras posibilidades quirúrgicas, como anudar una arteria para controlar una hemorragia interna, reparar una úlcera extrayendo tejidos de otra parte para hacer un parche, etc.

Alimentos que puedes comer cuando tienes úlceras

Es frecuente tener molestias alérgicas como el reflujo ácido. Por tanto, se te aconseja que evites los alimentos ácidos o picantes. Pero hay algunos tipos de alimentos que pueden ayudar a eliminar los filamentos de H. pylori de tu organismo. Se trata de manzanas, bayas (moras, arándanos, etc.), alimentos con abundante cantidad de probióticos (como el yogur y el miso), espinacas, col rizada y verduras como la col, el brécol, el rábano o la coliflor. Como parte de las medidas correctivas adoptadas en casa, puedes considerar la posibilidad de tomar glutamina (disponible a través de muchas fuentes alimentarias), aceite de oliva, así como miel.

Manzanas – No en vano esta fruta ayuda a mantener al médico alejado de ti. Las manzanas son seguras para el estómago, sobre todo porque tienen una menor presencia de ácidos. La fruta contiene grandes cantidades de fósforo, que ayuda a mantener el estrés alejado de tu sistema digestivo. También es conocida por su capacidad para eliminar toxinas de tu cuerpo. Muchos estudios científicos corroboran la capacidad de esta fruta para potenciar la salud de tus nervios y de tu sistema nervioso.

Moras – Se sabe que las moras tienen propiedades únicas para controlar la progresión del H. Pylori. Las moras tienen ricas cantidades de flavonoides; estas sustancias ayudan a reducir los efectos ácidos de los filamentos bacterianos nocivos de tu tubo digestivo. Aunque estos filamentos se encuentran generalmente en la mayoría de nuestros intestinos, las moras pueden ayudar a mantenerlos en un estado equilibrado.

Arándanos – Los filamentos de la bacteria H. pylori son conocidos por los problemas que pueden desencadenar en el estómago. Sólo en unas pocas personas rompe el revestimiento del tubo digestivo. Los arándanos están dotados de sustancias fitoquímicas que pueden estabilizar los filamentos y disminuir la toxicidad intestinal. Aparte de los arándanos, se sabe que otros tipos de bayas (sobre todo las de colores intensos) tienen sustancias para tratar afecciones como la gastritis u otros problemas de tu sistema gástrico.

Alimentos probióticos-Miso – Es una pasta (con sabor salado) elaborada a partir de judías. El elemento más utilizado es la soja fermentada. Está muy extendido en forma de pasta, sopas o como salsa. Debido a la naturaleza fermentada de las alubias, es una gran fuente de probióticos. En otras palabras, tiene la capacidad de crear bacterias buenas en tu cuerpo. Estas bacterias buenas ayudan en muchas afecciones gástricas, como las náuseas, la intolerancia a la lactosa y las úlceras. Su función clave es estabilizar los niveles bacterianos de tus intestinos. También lo toman mucho las personas con intestino permeable y otros trastornos digestivos. También se sabe que el miso refuerza tus niveles de inmunidad.

Yogur – Es una fuente alimentaria de probióticos ampliamente conocida. Como la leche está fermentada por bacterias sanas en ácido láctico, el yogur también se considera una de las fuentes más seguras. Se utiliza como remedio para varias afecciones gástricas como la diarrea (sobre todo entre los niños) y para curar los signos más comunes del síndrome del intestino irritable (SII). También pueden consumirla las personas con intolerancia a los azúcares de origen lácteo, como la lactosa.
Otros tipos de alimentos probióticos son el kimchi (hecho de col a la que se añade ajo, escamas de guindilla roja y sal), el tempeh (otra variante de la soja; suele tomarse como sustituto de la carne), etc.

Espinacas – Esta verdura de hoja verde tiene un alto nivel de fibra. Ayuda a tratar los trastornos gástricos, incluidas las dificultades para defecar, y también favorece la digestión. Las espinacas ofrecen una gran protección a las mucosas o revestimientos de tu estómago e intestinos. Por tanto, también puede ayudar a evitar la probable aparición de úlceras en tu tracto gástrico. Las propiedades antiinflamatorias de las espinacas ayudan a disminuir la hinchazón interna. También se sabe que las verduras de hoja verde estimulan el metabolismo, lo que puede ayudar a controlar los antojos o los ataques de hambre. Los dietistas suelen utilizar estos puntos fuertes de las espinacas para controlar eficazmente tu peso corporal.

Col rizada – Es una verdura de hoja de la familia de las crucíferas. Sus ricos niveles de vitamina K, vitamina A y vitamina C, junto con un contenido calórico muy bajo, lo convierten en un alimento muy rico. También tiene abundantes cantidades de antioxidantes para aliviarte del estrés oxidativo. Como tiene una composición voluminosa, puede aplacar el hambre o las ansias de comer. A ello se debe también su capacidad para mantener bajo control los ácidos gástricos. En esencia, se clasifica como un alimento de baja densidad energética. Estos alimentos son los preferidos para mantener bajo control tu peso corporal.

Verduras

Col – Es el remedio propio de la naturaleza para tratar las úlceras. Se sabe que la ingesta de col ha curado a personas con úlceras en menos de la mitad del tiempo que tardan otros modos de tratamiento. Los zumos de col son otra forma de tratar las úlceras. El elemento clave presente en esta maravilla vegetal se conoce como glutamina; los estudios clínicos indican que esta sustancia es más eficaz que muchos antiácidos disponibles para tratar los problemas estomacales. La buena noticia es que la col tiene propiedades para curar tanto las úlceras duodenales como las estomacales. Te sorprenderá saber que uno de los mejores remedios naturales consiste en combinar zumos de col con extractos pulposos de patata cruda. Si necesitas un medio para licuar los zumos de col, te aconsejamos que pruebes las gachas de cebada o de avena.

Brócoli – Los brotes de esta verdura contienen una sustancia llamada sulforafano; se sabe que tiene capacidad para eliminar el H. pylori. La sustancia puede alcanzar filamentos bacterianos que son difíciles de alcanzar incluso para los antibióticos. Además, algunos grupos de bacterias pueden desarrollar una fuerte resistencia a los antibióticos; también se sabe que los brotes de brécol actúan contra esos grupos de bacterias resistentes a los fármacos. Hay más sobre los poderes maravillosos del brócoli: se sabe que la sustancia presente en esta verdura minimiza los riesgos asociados a la formación de tumores, especialmente los cánceres de colon y mama. Se cree que puede estimular la producción de algunas proteínas para desintoxicar tu cuerpo y eliminar así la probable aparición de enfermedades autoinmunes como el cáncer.

Rábano – Esta verdura mágica puede agilizar el flujo de bilis, así como potenciar la producción de líquidos digestivos. Por tanto, funciona como un buen remedio natural para curar los problemas estomacales e intestinales. El alto nivel de agua almacenada en el rábano funciona como un diurético y ayuda a eliminar las toxinas del cuerpo. Por eso también se administra para conseguir objetivos de control de peso. Estos hechos no son sorprendentes, ya que el rábano también pertenece al género de las verduras crucíferas, similar al brécol, la col rizada, etc. La pronunciada presencia de glucosinolatos en el rábano se considera el factor principal de su eficacia para eliminar toxinas de tu cuerpo.

Coliflor – Al igual que el brócoli, la coliflor también tiene sulforafano. Esta sustancia protege el revestimiento o las paredes de tu tubo digestivo, especialmente el estómago, el intestino delgado, etc. Cuando masticas coliflor, los glucosinolatos activos se convierten en sulforafano, un elemento clave para desintoxicar tu organismo. Una parte saludable de nutrientes como los carbinoles (del género indol) ayuda a activar las enzimas desintoxicantes. Como diurético, el contenido en agua de esta verdura ayuda a mantener la salud de tu aparato digestivo. Su contenido en fibra ayuda a evitar riesgos de úlceras en el duodeno y otros trastornos gastrointestinales. La disponibilidad de glucosinolato salvaguarda las paredes y revestimientos de tu estómago. Como resultado, tu cuerpo está a salvo del síndrome del intestino permeable, las úlceras y otros problemas del tubo digestivo.

Aceite de oliva – Este aceite tiene muchas sustancias fenólicas. Se sabe que erigen una defensa eficaz contra las probables infecciones de H. pylori. En algunos estudios recientes, se ha descubierto que las sustancias fenólicas presentes en el aceite de oliva actúan contra múltiples filamentos de esta bacteria; de los cuales, se sabe que unos pocos son resistentes a los fármacos antibacterianos. Además, los niveles de estabilidad de las sustancias fenólicas se consideran otra gran ventaja. En condiciones de ensayo estándar, estas sustancias permanecieron intactas durante mucho tiempo. Así, se cree que las propiedades curativas del aceite de oliva actúan durante más tiempo sin descomponerse en componentes.

Miel – Existe la creencia generalizada de que la miel, si se toma mezclada con canela, puede curar las úlceras de estómago. La miel también puede curar heridas, en general. Puesto que la úlcera es una herida, la miel puede curar los daños o heridas que aparecen en las paredes internas de tu estómago o intestino delgado. Si tienes hipersensibilidad o alguna alergia conocida a la miel, se aconseja tomarla junto con pan o tomarla con otros líquidos.

En general, se aconseja tomar menos grasas derivadas de productos lácteos. Puedes optar por tomar leche baja en grasas o variantes de la leche sin grasas. Si tienes intolerancia a la lactosa (es decir, incapacidad para digerir los azúcares presentes de forma natural en la leche), puedes optar por sustitutos como la leche de soja. Se sabe que los alimentos elaborados con cereales integrales son seguros debido a la elevada proporción de fibra que contienen.

Además, se te aconseja que comas en porciones más pequeñas a lo largo del día; esta práctica es más segura que tomar tres comidas cuadradas. Las comidas múltiples de pequeño tamaño pueden ayudar a detener la producción excesiva de ácidos. Es igualmente importante tomar mucha agua para mantener las úlceras más controladas.

Además, puede que tengas que evitar cosas como el alcohol, el café, el té o los alimentos elaborados con especias. Tampoco es una buena práctica fumar mientras se tiene una úlcera. En general, una dieta baja en hidratos de carbono y rica en fibra es la mejor forma de controlar los efectos de las úlceras. Todas estas medidas adquieren una importancia añadida, ya que las cepas recientes de bacterias causantes de úlceras se han vuelto muy resistentes a los fármacos antibacterianos o antibióticos.