Las infecciones urinarias se tratan con una amplia variedad de antibióticos, y esta elección depende del tipo de bacteria vinculada a la infección. Otros factores también determinan la elección, como la salud del individuo y los antecedentes de resistencia a los antibióticos. Una preocupación creciente en el sector sanitario es la resistencia a los antibióticos y la incapacidad de tratar adecuadamente las infecciones con antibióticos. Una pregunta frecuente entre los pacientes es: ¿qué ocurre si los antibióticos no funcionan para la ITU? Las siguientes subsecciones ofrecen una visión detallada de los antibióticos para la ITU y también ofrecen respuestas a la pregunta anterior.
Antibióticos utilizados habitualmente para tratar las ITU
Los antibióticos más utilizados para tratar las ITU son los siguientes:
- Nitrofurantoína
- Trimetoprima/sulfametoxazol
- Ciprofloxacino
- Levofloxacino
- Amoxicilina/clavulanato
- Ceftriaxona
Sin excepción, es necesario completar todo el tratamiento recomendado, incluso cuando los síntomas de la infección hayan desaparecido.
Mecanismo de acción de los antibióticos utilizados para tratar las ITU
Los antibióticos actúan sobre la bacteria causante de la ITU. Los distintos antibióticos tienen mecanismos de acción diferentes, pero en general, el mecanismo de acción es la inhibición del crecimiento bacteriano o acción bactericida. He aquí el mecanismo de acción de los antibióticos más populares.
- La nitrofurantoína y la trimetoprima/sulfametoxazol actúan inhibiendo el crecimiento bacteriano. Estos antibióticos interfieren en la capacidad de las bacterias para sintetizar ADN y moléculas esenciales, impidiendo su reproducción, lo que provoca su muerte definitiva.
- La ciprofloxacina y la levofloxacina actúan matando directamente las bacterias. Estos antibióticos interfieren en la capacidad de las bacterias para replicarse y reparar el ADN, lo que da lugar a resultados bactericidas.
- La amoxicilina/clavulanato y la ceftriaxona actúan alterando la pared celular bacteriana. Estos antibióticos impiden que las bacterias mantengan su forma y estructura, haciéndolas vulnerables a los daños y provocando su muerte.
En general, los antibióticos son eficaces en el tratamiento de las ITU principalmente por su capacidad para atacar directamente a las bacterias relacionadas con la infección, aliviando los síntomas y previniendo las complicaciones.
¿Qué ocurre si los antibióticos no funcionan para la ITU?
Cuando los antibióticos no funcionan para una ITU, indica que la bacteria causante de la infección se ha vuelto resistente a los antibióticos prescritos. Esto ocurre cuando las bacterias desarrollan la capacidad de defenderse de los antibióticos, lo que dificulta el tratamiento de las infecciones.
Cuando una ronda inicial de antibióticos no funciona para una ITU, los profesionales sanitarios suelen recomendar un tipo diferente de antibiótico o un tratamiento más prolongado. En algunos casos, puede realizarse un cultivo de orina para determinar el tipo específico de bacteria causante de la infección y los antibióticos que se consideran más eficaces. Cuando la infección no se trata eficazmente, también puede dar lugar a complicaciones más graves. Por ejemplo, la infección podría extenderse a los riñones o al torrente sanguíneo. Es vital buscar atención médica inmediata en caso de que los síntomas persistan o empeoren durante el tratamiento.
Además de los antibióticos, existen otras opciones de tratamiento y medidas preventivas que pueden ayudar a controlar y prevenir las ITU. Esto incluye beber mucho líquido, evitar productos irritantes, practicar una buena higiene y el uso de antibióticos preventivos en determinadas situaciones: antes o después de la actividad sexual.
¿Qué es la resistencia a los antibióticos?
La resistencia a los antibióticos se produce cuando las bacterias desarrollan la capacidad de resistir los efectos de los antibióticos. Esto puede ocurrir cuando las bacterias sufren cambios genéticos que les permiten defenderse de los antibióticos, lo que implica la producción de enzimas que descomponen el antibiótico. Esto también podría implicar el cambio de la estructura celular para evitar que el antibiótico entre en la célula.
Cuando los antibióticos se utilizan de forma inadecuada o excesiva, las bacterias tienen más probabilidades de desarrollar resistencias, ya que la exposición a los antibióticos crea una presión selectiva que favorece la supervivencia y proliferación de bacterias resistentes. En consecuencia, la resistencia a los antibióticos es cada vez más frecuente y supone una amenaza. La resistencia a los antibióticos dificulta el tratamiento de las infecciones, por lo que los pacientes tienen que afrontar estancias hospitalarias más largas, mayores costes y el riesgo de tasas de mortalidad más elevadas.
¿Quién corre el riesgo de sufrir resistencia a los antibióticos?
La resistencia a los antibióticos puede afectar a cualquier persona que tome antibióticos, aunque ciertas categorías de individuos pueden tener un mayor riesgo de desarrollar infecciones resistentes a los antibióticos, entre ellas:
- Individuos con exposición frecuente o prolongada a antibióticos, incluyendo pacientes hospitalizados, o individuos que han sido sometidos a cirugía, o administrados múltiples cursos de antibióticos.
- Las personas con un sistema inmunitario debilitado, como las que padecen VIH/SIDA, cáncer o trasplantes de órganos, también corren el riesgo de desarrollar resistencia a los antibióticos.
- Los pacientes de edad avanzada y los lactantes son más susceptibles a las infecciones y pueden tener un sistema inmunitario más débil.
- Las personas que residen en condiciones de hacinamiento o insalubridad pueden estar expuestas a un mayor riesgo de contraer infecciones y de propagación de bacterias resistentes.
- Personas que viajan a zonas donde se sabe que existen bacterias resistentes a los antibióticos, como partes de Asia y África.
- Las personas con afecciones crónicas, como diabetes o enfermedades pulmonares, pueden ser más propensas a las infecciones y requerir un uso más frecuente de antibióticos.
Es importante que los pacientes tomen las medidas preventivas necesarias para detener el desarrollo y la propagación de bacterias resistentes. Esto incluye la práctica de una buena higiene, el uso de antibióticos sólo cuando se prescriben y la adopción de medidas de control de infecciones en los centros sanitarios.
¿Cómo vencer la resistencia a los antibióticos?
Superar la resistencia a los antibióticos es un reto complejo que requiere un enfoque polifacético. Entre las estrategias que pueden ayudar a hacer frente a la resistencia a los antibióticos se incluyen:
- Uso controlado de antibióticos: El uso de antibióticos debe ser sólo el prescrito y sólo cuando sea necesario. Es necesario seguir una serie de buenas prácticas para minimizar el desarrollo de resistencias, como prescribir el antibiótico adecuado a la dosis y durante el tiempo adecuados.
- Nuevos antibióticos: El desarrollo de nuevos antibióticos es necesario para hacer frente a las infecciones causadas por bacterias resistentes. Esto requiere una investigación y un desarrollo continuos para identificar nuevas dianas farmacológicas y desarrollar nuevos antibióticos con diferentes modos de acción.
- Medidas de prevención y control de infecciones: La prevención de las infecciones puede ayudar a reducir la necesidad de antibióticos y evitar la resistencia a los mismos. Esto incluye la aplicación de medidas como la higiene, la vacunación y el uso adecuado de equipos de protección individual.
- Mejorar la vigilancia y el seguimiento: El uso de antibióticos y la aparición de resistencias deben ser objeto de un estrecho seguimiento para identificar patrones y tendencias que puedan orientar las políticas y prácticas para abordar el problema.
En general, para gestionar y prevenir la resistencia a los antibióticos, es necesario formar parte de los esfuerzos de colaboración entre todos los implicados en la atención sanitaria, especialmente pacientes y cuidadores.