
Las secreciones vaginales son habituales durante los ciclos menstruales. Pero, si experimenta hemorragias poco después de los movimientos intestinales, puede tratarse de un asunto grave. ¿Cuáles pueden ser las causas? ¿Qué hay que hacer en estos casos? Siga leyendo para obtener más información.
El sangrado vaginal puede deberse al ciclo menstrual o a cambios en el equilibrio hormonal. Pero, en ocasiones, puede experimentar sangrado vaginal junto con las deposiciones o después de ellas. Si esto ocurre, no es una molestia menor que deba dejarse sin tratar. Exige la debida atención, y además lo antes posible.
Puede haber varias razones por las que se experimente sangrado vaginal durante los movimientos intestinales. En tales casos, la hemorragia puede variar de moderada a aguda. En esencia, la presencia de sangre en el papel higiénico es un asunto muy preocupante. Las razones son…
Infecciones vaginales por hongos: Esto puede deberse a un ataque de microbios. Los signos de esta afección son picor en la región vaginal, sensación de quemazón al mantener relaciones sexuales o al orinar, inflamación alrededor de la vagina, etc. Esta afección puede estar causada por una disminución del número de bacterias buenas (llamadas Lactobacillus) en la vagina, un nivel de inmunidad debilitado, afecciones médicas como la diabetes, desequilibrios en los niveles hormonales, etc. El médico puede administrar antibióticos y otros fármacos similares para tratar esta afección. Estos medicamentos pueden combatir estos ataques microbianos y ayudar a curar las molestias asociadas a ellos.
Cuello uterino hipersensible: Esta afección también se denomina cuello uterino “friable”. Un cuello uterino así suele sufrir hematomas, hemorragias e inflamaciones. Como signo asociado, las mujeres con un cuello uterino sensible pueden sangrar tras mantener relaciones sexuales. También es posible que no presente síntomas; en tales mujeres, la enfermedad puede permanecer latente y persistir durante mucho tiempo sin ser detectada.
Entre las causas de esta afección se encuentra la cervicitis. Puede estar desencadenada por infecciones como herpes en las zonas genitales, gonorrea, clamidia o tricomoniasis, todas ellas clasificadas como infecciones de transmisión sexual. Una afección denominada vaginosis bacteriana también puede provocar cervicitis; esta afección está causada por una alteración de la estabilidad de las bacterias presentes de forma natural en la vagina.
Cáncer de cuello de útero: Este cáncer está causado por un microbio llamado virus del papiloma humano (ampliamente conocido como VPH). Esta afección puede adoptar cualquiera de las siguientes fases.
Etapa 0 – Detección del crecimiento precanceroso de las células
Estadio 1 – Pueden detectarse células cancerosas en la profundidad del cuello uterino y se han extendido a los ganglios linfáticos de las partes contiguas, incluido el útero.
Fase 2 – Las células se extienden más allá de las regiones uterina y cervical.
Estadio 3 – Se observa un crecimiento canceroso en la vagina (mitad inferior), las trompas urinarias, así como en la pared pélvica.
Estadio 4 – Crecimiento de las células observado en el recto y más allá de la región pélvica; también pueden verse afectadas algunas partes remotas del cuerpo como los pulmones, el hígado o los huesos.
Las vacunas contra el VPH se administran para proteger a las mujeres de una probable aparición de este cáncer. Se sabe que las dietas ricas en vitaminas A, B12, C y E reducen los factores de riesgo. Esta enfermedad suele tratarse con una combinación de radioterapia, quimioterapia o cirugía. El curso del tratamiento viene determinado por el estadio del cáncer, así como por otros factores como la edad de la mujer, su historial médico, fertilidad (número de hijos), afecciones clínicas concurrentes, tratamientos perseguidos otras afecciones médicas preexistentes, etc.
Cáncer de endometrio: Esta enfermedad afecta al útero; se observan células cancerosas que crecen en el revestimiento del útero. Este tejido se denomina endometrio. Si no optas por tratarlo, corres el riesgo de que el cáncer se extienda a otras partes como el recto, los ovarios, la vejiga urinaria, etc. Los signos más comunes de esta enfermedad son dolor extremo al orinar, dolor en el recto, sangrado profuso de la vagina, etc. Esta enfermedad puede curarse con radioterapia, quimioterapia o cirugía. Hay casos en los que dos de estos tres enfoques se han utilizado conjuntamente.
Otros problemas endometriales: Son trastornos asociados al útero. Los signos habituales de estos problemas son ciclos menstruales alargados o ausencia de los mismos, hemorragias o engrosamiento del revestimiento del útero. En algunos casos, la hemorragia se produce mucho después de que hayan cesado los ciclos menstruales o puede sangrar poco después de ingerir fármacos como el tamoxifeno (un medicamento que se administra para tratar el cáncer de mama), etc.
Hemorroides o fisuras en la zona anal: Esto ocurre como una pequeña ruptura (desgarro) de su piel cerca de su pasaje trasero (región anal). Puede sangrar al defecar. Puede observarse poco después de defecar o durante la defecación. Se trata de una afección frecuente; en términos de incidencia, 1 de cada 400 personas puede padecerla cada año. La causa principal es el daño experimentado en la piel del ano.
En algunos casos poco frecuentes, algunas personas pueden tener un músculo trasero tenso de forma natural, que puede ser vulnerable al desgarro y la rotura. La incapacidad para evacuar las heces -debida al endurecimiento de las mismas-, comúnmente denominada estreñimiento, es otra de las razones por las que puede producirse esta rotura.
Aunque esto puede tratarse con remedios caseros, se aconseja buscar ayuda médica sin más demora. Para evitar el estreñimiento, se aconseja beber mucho líquido, consumir alimentos fibrosos y llevar un estilo de vida activo que incluya ejercicios o entrenamientos.
El ectropión cervical: Se trata en general de una enfermedad benigna. Los síntomas de esta afección incluyen hemorragias vaginales después del coito. Se trata de una afección en la que el revestimiento glandular que suele verse en el interior del cuello uterino se extiende hacia el exterior del canal cervical. Es posible que su médico o ginecólogo no opte por tratar esta afección debido principalmente a su naturaleza no dañina.
Fibromas (o pólipos): También son excrecencias benignas que suelen encontrarse en la región uterina. Una molestia en el recto es un signo inequívoco de esta afección. Aparte de esto, otros signos comunes son el dolor al mantener relaciones sexuales, periodos de estiramiento de los ciclos menstruales, etc. Los métodos de tratamiento habituales incluyen la eliminación del pólipo mediante cirugía (miomectomía), la extirpación quirúrgica del útero (histerectomía) o la reducción del tamaño del pólipo mediante un proceso denominado embolización.
En algunos casos poco frecuentes, el revestimiento uterino se trata quirúrgicamente para minimizar la hemorragia. Este procedimiento se conoce como ablación endometrial.
En algunos casos muy remotos, las mujeres con problemas de tiroides también han desarrollado hemorragias vaginales después de defecar. Los problemas de tiroides pueden ser hipertiroidismo (producción excesiva de la hormona tiroidea) o hipotiroidismo (el cuerpo produce menos cantidad de la necesaria). La producción extra de la tiroides puede desencadenar muchas otras complicaciones, como problemas en las glándulas pituitarias (que, a su vez, pueden provocar un crecimiento excesivo de células cancerosas), hormonas desequilibradas en el organismo o una afección denominada enfermedad de Graves (que desencadena afecciones médicas relacionadas con la piel y los ojos). Por otra parte, una producción reducida de tiroides puede provocar una pérdida significativa de los niveles de energía y también trastornos relacionados con el crecimiento (enanismo o retraso del crecimiento).
Si ves (en las heces) mucosidad intestinal junto con el sangrado vaginal, entonces puede estar asociado a problemas graves en la región cervical. Esta afección debe atenderse con urgencia. Su médico puede explorar formas de estabilizar la sobreproducción de bacterias, que puede ser la causa de la secreción de moco. Si tiene problemas como picor en la vagina, decoloración o inflamación de las zonas vaginales, deberá consultar a su médico (preferiblemente un ginecólogo) lo antes posible. Su médico tratante puede prescribirle una lista de pruebas de laboratorio gastrointestinales para llegar a la causa real de la secreción de mucosidad intestinal.
Puede haber algunos otros factores y causas que no figuran en esta lista. Independientemente de los motivos, el primer gran paso que hay que dar -inmediatamente después de detectar sangre en el papel higiénico- es consultar al médico o al ginecólogo. A menudo es necesaria la atención de un médico para comprender la causa de la hemorragia. En primer lugar, su médico intentará comprender el motivo de este síntoma. El enfoque habitual consiste en eliminar motivos que pueden no ser las causas de esta afección médica.
No es recomendable dejarse llevar por el pánico o el estrés si experimenta esta afección. Puede deberse a una causa menor que puede tratarse con los medicamentos necesarios. Sin embargo, si no se recibe la orientación médica adecuada, las causas reales de esta afección pueden permanecer sin diagnosticar durante mucho tiempo. En condiciones como éstas, su incapacidad para disponer de un tratamiento adecuado puede convertirse en un costoso error. De lo contrario, una molestia menor en la vagina puede convertirse, con el paso del tiempo, en un problema médico agudo.